EL DIA DESPUÉS ... YA EN CASA.

Hemos visto paisajes maravillosos y polígonos industriales destartalados. Hemos caminado por senderos agradables y caminos pedregosos; hemos circulado por carreteras malísimas y por autovías nuevas. Hemos vivido momentos buenos y también menos buenos. Hemos comido sabroso y también hemos ayunado. Hemos dormido en camas duras y en camas buenísimas, en albergues, en pensiones, en hostales, en rurales y una noche en un parador ….

Deciros que es curioso cómo un rayo de sol puede iluminar un lugar en un micro segundo, y cómo ese micro segundo se puede sellar en la credencial de tu pensamiento de por vida.

Hemos descubierto cómo viven las personas que nos han rodeado y coincidimos en que lo más extraordinario son los diálogos que hemos tenido con la gente, no hay que olvidar que la mayor parte de peregrinos son extranjeros atraídos por la magia del camino. José Antonio en inglés, yo con el lenguaje de los signos porque la barrera del idioma no es impedimento, la amabilidad es un lenguaje universal.

El año que viene toca empezar el camino en otro sitio, no sabemos dónde, pero lo que sí sabemos es que volveremos. Siempre y cuando nuestra familia y nosotros mismos nos encontremos bien.

Volveremos porque el Camino nos gusta... y nos gusta por mil cosas :

Porque nos sentimos libres...

Porque nos encanta encontrarnos con gentes de países, idiomas y culturas diferentes...

Porque nos agrada conocer pueblos, paisajes, lugares... despacio, a fondo, caminando...

Porque nos gusta sentir, vivir y compartir la solidaridad... regalar sonrisas... que nos sonrían... que nos hablen... que nos digan buenos días... que nos deseen ¡ BUEN CAMINO !....

Porque respiramos aire puro.

Porque nos sentimos unidos a la tierra y a la historia.

Porque nos gusta vivir con pocas cosas.

Porque en el Camino lo que cuenta no es el tener sino el ser. Allí no importa tu coche, tu piso, tu... sino que lo que importa son tus pies, tu corazón, tu cabeza, tu sonrisa... tus palabras... tu capacidad de dar y de recibir... Allí eres tú y sólo tú... y nadie te pregunta por lo que tienes o dejas de tener en la vida ordinaria...

Porque el Camino nos gusta también por su frescura, por su espontaneidad y porque en él reina la improvisación...

Porque nos gusta por la hospitalidad de las gentes de los pequeños pueblos por los que se pasa. Y porque enseña a descubrir el valor de un vaso de agua, de una manzana, de una ducha, de una tirita...

Porque nos hace bien, porque nos llena de energía y de fuerza, porque en él percibes como el sufrimiento físico purifica el alma y como la felicidad la hace crecer...

Después de tantas razones, ¿cómo no vamos a desear empezar uno de nuevo?

Os damos las gracias a todos los que habéis perdido un poquito de vuestro tiempo acompañándonos cada día un ratito. Os llevamos en nuestro corazón.

Os dejamos este proverbio africano para que lo meditéis:

“Si quieres ir rápido, camina solo. Si quieres ir lejos, camina en pareja”