NEGREIRA – OLVEIROLA (34 KM)

Del diario de Joseph

“ Amanece un día claro en Negreira. Un viento frío – no sé de dónde viene – pone la mañana fresca tirando a fría. El sol vuelve a darme en el cogote, como la mayoría de los días en el inicio de la marcha, y los rayos se filtran por entre los árboles.

Hoy la vegetación, en la primera parte de la andadura, va a consistir en algunos robles mezclados con eucaliptos cada vez más escasos. Después el camino dará paso a zonas agrícolas ocupadas por campos de maiz y alguno de patatas. Y prados, muchos prados … Y vacas, muchas vacas …

Tras superar Zas y sin tener que afrontar grandes desniveles se pasa, entre otras muchas pequeñas aldeas, por A Pena, Vilaserio y Maroñas.

Luego y siempre pisando el asfalto afrontamos una elevación del terreno para descender hacia Corzón, Ponte Olveira y Olveirola donde pernoctaremos en la Casa rural  As Pinas.

He vuelto a encontrar gente conocida de la etapa anterior (los hermanos canadienses, Miky y Bob, los argentinos Galileo y Cristóbal) con los que he compartido unos cuantos kilómetros.

La etapa larga me ha permitido recordar algunas sensaciones que tuve entrando en la plaza del Obradoiro.

Unos kilómetros antes, en el Monte do Gozo, dejé olvidado el bordón al poner un sello en la credencial. Tuve que retroceder kilómetro y medio para ir a buscarlo.

Me puse nervioso porque pretendía llegar a la misa de peregrinos y tuve que acelerar bastante el paso. Llegué cansado y no encontré a nadie conocido.

Mi sensación fue mezcla de alegría y pena; hubiese deseado dar un buen abrazo a Pamela Alvarez, la mejicana, a María Luisa, la holandesa, a los que sudaban subiendo O Cebreiro o en las largas etapas de la meseta palentina o el páramo leonés. Entonces pedí por ellos para que todos puedan llegar; estoy seguro que lo conseguirán.

Hoy, a dos días de Santiago, gozo de esta jornada de viento que me empuja hacia el mar, hacia el final del viaje."